Pueden vivir hasta treinta años y son inmunes a prácticamente cualquier enfermedad, incluido el cáncer. Es por eso que estas características convierten a la Heterocephalus glaber o rata topo lampiña o desnuda en uno de los animales preferidos para la investigación científica.
Estos roedores, procedentes principalmente de Etiopía, Kenia y Somalia, se caracterizan por la completa carencia de pelo. Su alimentación se basa en raíces y tubérculos, algo que les ha creado numerosos enemigos entre los agricultores, que han llegado a considerar esta especie como una dañina plaga por los destrozos que causan en sus cultivos. Además, las ratas topo son prácticamente ciegas ya que viven en túneles subterráneos y apenas ven la luz del sol. Su estructura social es similar a la de una colonia de hormigas, siendo la reina la hembra que da a luz a las crías, entre tres y doce por parto, aunque es capaz de albergar hasta veintisiete fetos. Sin embargo, estos roedores apasionan a la comunidad científica por sus características físicas. Mientras los ratones de laboratorio viven un promedio de dos años, las ratas topos lampiñas pueden vivir hasta tres décadas con pocos signos de vejez y, además, no sufren, ya que carecen de un neurotransmisor conocido como la sustancia P, relacionado con la estimulación sensorial y el dolor.