Un perro rescatista saltando de un helicóptero durante unos ejercicios en la costa de Pisogne, en Italia.
Ojalá nunca lo necesite pero no dudaría ni un instante en poner mi vida en las patas de este can. Eso sí, el boca a boca se lo dejo al rescatista humano. Más que nada por las cosquillitas que me haría el perrito y si una se está ahogando, se está ahogando. No es momento de ponerse a reír por los lenguetazos del animalito en pleno Océano y moribunda una. Seriedad ante todo en las cosas serias.
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