A las cocodrilos les encantan las canciones de amor. Detrás de su feroz aspecto, amenazante mirada y devastadoras mandíbulas, estos saurios, que llevan doscientos millones de años en la Tierra y que han logrado sobrevivir a extinciones masivas como la que padecieron en su fecha los dinosaurios, se derriten en cuanto perciben las primeras notas de una balada romántica. Así al menos lo demuestran los dos mil ejemplares criados en la granja vietnamita de Hoaca, en Ho Chi Minh, que se quedan subyugados al escuchar las almibaradas canciones con las que los responsables de la explotación logran amansarlos para evitar que se enzarcen en peleas y dañen su preciada piel, con la que luego se fabricarán zapatos, cinturones y bolsos.
"En cuanto ponemos la música, vuelven la cabeza hacia el altavoz. Después, se les ve más tranquilos. Pensamos que la ausencia de estrés mejora la calidad de su carne y de su piel", explica el dueño del criadero y gran precursor de la idea. En la granja también se aprovechan los huesos de cocodrilo, muy apreciados por la medicina tradicional vietnamita para producir remedios contra la osteoporosis. "Según la medicina tradicional vietnamita, si tomas un producto hecho a partir del esqueleto del animal, mejoran tus huesos. Por eso nos comemos hasta los ojos. Hay quien cree que pueden ayudar a mejorar la vista y a ver debajo del agua".
El presidente de la granja comenzó a experimentar con música hace cuatro años, cuando leyó la historia de un antiguo soldado francés que se dedicó al comercio de cocodrilos a finales del siglo XIX. "Uno de los barcos en los que transportaba a los ejemplares por el río Mekong se hundió durante una pelea entre los animales, que se ponían muy nerviosos en los desplazamientos". En otra ocasión, el ex militar echó mano de su acordeón para comprobar si la música amansaba a las fieras y, milagrosamente, funcionó. Los reptiles se calmaron al instante. Aquella historia rondó en la cabeza de este empresario vietnamita hasta que hace dos años, en un viaje de negocios a Japón, dio con una granja en la que empleaban esa técnica con vacas. "Les hacen escuchar música y consiguen una carne mucho mejor: el animal crece más rápido y está más relajado". Fue entonces cuando se lanzó a hacer el experimento en su propia explotación, con resultados muy satisfactorios. "Cuando traemos cocodrilos desde otros criaderos suelen comportarse de manera agresiva las dos primeras semanas y se pelean los unos con los otros. Pero desde que les ponemos la música están mucho más tranquilos y se les ve más cómodos".
Los altavoces repartidos por todo el recinto emiten las baladas románticas de un conocido compositor vietnamita todos los días de 8 a 12 de la mañana, antes de que los cuidadores les den su principal ración diaria de pescado y carne crudos.
Iniciado en el negocio de la cría con dos cocodrilos en el año 1987 y contando hoy día con más de veinte mil animales repartidos en varias granjas en el sur de Vietnam, el dueño asegura que ha ido ampliando el repertorio y que los reptiles escuchan de buen grado música relajante.
1 comentario:
Luego dicen que los animales no tienen sentimientos... los cocodrilos son las mejores madres del reino animal y segun vi en programas animales son muy romanticos a la hora de procrear
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