El elefante africano está en vías de extinción debido al aumento sin precedentes del comercio de marfil, prohibido en 1989 por un tratado internacional, según afirma un estudio publicado en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences'. Según Samuel Wasser, director del Centro de Biología de la Conservación de la Universidad de Washington, ese enorme paquidermo desaparecerá de la faz de la Tierra si los países occidentales no toman medidas más enérgicas contra el comercio de marfil.
El elefante africano es el mamífero de mayor peso y el segundo en altura en el reino animal. Sus colmillos pueden tener una longitud de dos metros y pesar 60 kilogramos cada uno.
El peligro que amenaza al elefante africano parece haber sido exacerbado por los crecientes precios del marfil en los mercados internacionales, así como el creciente desarrollo económico chino. En 1989, año en que entró en vigor la prohibición, el precio de un kilogramo de marfil era de 100 dólares en el mercado negro. En 2004 ese precio subió a 200 dólares, pero el año pasado la demanda lo llevó a 750 dólares. En el informe sobre su estudio, el científico afirma que la disminución del número de elefantes tendrá consecuencias graves no sólo para su especie, sino también para el hábitat. Los elefantes "son una especie clave y eliminarlos significa alterar el hábitat. Esto tiene secuelas para muchas especies diferentes", señala.
Wasser indica que entre agosto de 2005 y agosto de 2006, las autoridades africanas se incautaron de más de 23.400 kilogramos de marfil de contrabando. Sin embargo, según advierte el biólogo en su estudio, se sabe que los agentes aduaneros sólo logran detectar un 10% del contrabando. Por lo tanto, la cifra real del marfil objeto de contrabando es más cercana a los 234.000 kilogramos. Esto significa, agrega Wassers, que en ese lapso fueron matados más de 23.000 elefantes, es decir el 5% de la población africana. Según el científico, en los últimos años el apogeo de la economía china es una de las fuerzas principales del mercado negro del marfil, el cual no sólo ha provocado un alza de su precio sino también ha impulsado la participación en él del crimen organizado. Wassers manifiesta que la mejor forma de impedir la intervención de las mafias es tomar medidas en la fuente misma del marfil. "Una vez que entra en el mercado internacional, el comercio ilegal del marfil es muy difícil de combatir", señala. Wassers dice que junto con otros científicos de la Universidad de Washington, organismos policiales y la Interpol está colaborando para ubicar con precisión la fuente del marfil que se comercia en el mercado negro. El biólogo indica que en junio de 2002 las autoridades de Singapur requisaron 6,5 toneladas de marfil destinado al Lejano Oriente. Ese cargamento representaba el sacrificio de entre 3.000 y 6.500 elefantes. Los científicos examinaron 67 colmillos de ese cargamento y mediante pruebas de ADN determinaron que los elefantes provenían de las sabanas africanas, no de sus selvas, probablemente una zona del sur de Zambia. Los autores del estudio manifiestan que países pobres, como Zambia, poco pueden hacer para frenar un comercio que se ha alimentado por la expansión económica en el Lejano Oriente. Las naciones occidentales deben reanudar sus esfuerzos para impedir el comercio ilegal de marfil mediante medidas más enérgicas y una campaña para convencer a mucha gente en Asia a no utilizar ese producto. "Si la gente tuviera conciencia de lo que ocurre, se avergonzaría de ser parte de esta crisis. Nosotros no queremos que se desperdicie el tiempo en la persecución de criminales. Queremos impedir que el crimen ocurra", dice Wassers.